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¿Y vos dónde vas a comenzar la Primavera? Mirá algunas cosas de cada barrio

Hay lugares para todos los gustos. Algunos cercas de tu casa, otros más lejos. Lo importante es salir, y cuidarse.

#Palermo

Palermo es un respiro. De sus bosques y lagos se puede disfrutar el aire libre sin olvidarnos que estamos en la gran ciudad. El Jardín Botánico junto al bello Rosedal y al Jardín Japonés muestra como el porteño se hermanó con la naturaleza. Multifacético, Palermo es diversión. Para los más grandes el Hipódromo, con sus burros que invitan a soñar cuando hay carreras. Y es el campo argentino, con La Rural una vez al año. Para los jóvenes, es placita Serrano con sus diseños, noche y gastronomía. Multifacético, para los chicos, es la fascinación y el extrañamiento que generan El Planetario. Y es también perderse, a cualquier edad, a bordo de un mateo que sin rumbo fijo nos va mostrando los distintos verdes de una bella ciudad. Porque a pesar de todo, palermo sigue siendo un respiro.

#Belgrano

Belgrano es moderno y antiguo a la vez. Las viejas casas de tejas y la iglesia redonda reflejan un claro pasado elitista. Cabildo y Juramento nos recuerda a cada instante que lo importante es comprar y comprar, de eso se trata. Para hacerse un alto están los cafés. Avenida del Libertador, hermosa y opulenta, y más allá el Monumental de River, que siempre luce gigante, enorme. Belgrano es hoy también un Barrio Chino, lleno de tigres y con los mismos espejos que describió Borges durante décadas. Pero Belgrano siempre será sus barrancas, y esos bancos de plaza que invitan a sentarse a ver cómo pasa la vida, o simplemente, a entender porqué pasó tan rápido.

#Puerto Madero

Moderno desde su nacimiento, Puerto Madero es el último barrio de Buenos Aires. Sus lujosas oficinas, restaurantes, cines y cafés lo muestran impecable. Los nombres de sus calles, todos ellos de destacadas mujeres argentinas, le aportan un perfume especial, al igual que el Puente de la Mujer, de inmaculado blanco. Puerto Madero es también un Casino flotante que quedó varado. O el Yacht Club y sus veleros, que dejan desde el río mirarle la cara a la ciudad. Es la Fragata Sarmiento, o la ansiada Libertad. Y por supuesto, una puerta abierta siempre al Uruguay.

#San Telmo

San Telmo es un largo tango de amor, de eso no quedan dudas. Es la magia de los adoquines, sus cafés y la bohemia. Es el Parque Lezama o su viejo mercado. O la fiebre amarilla que lo cambió todo. Es la calle Defensa, con sus anticuarios y sus artistas callejeros. Es la inolvidable Tita Merello jugando a las escondidas con Mafalda y sus amigos en la esquina de Defensa y Chile. Y por supuesto, es la Feria del barrio, la de los domingos en la Plaza Dorrego. La del olvido y la melancolía. La del viaje al pasado que dice presente quién sabe por cuánto tiempo.

#Recoleta

Hay lugares raros. Recoleta es uno de ellos. A su cementerio se acude para encontrarse con el recuerdo de los personajes más destacados de la historia argentina. Pero Recoleta también es vida. Plaza Francia y sus espectáculos al aire libre convocan la atención de sus visitantes, al igual que los artesanos que la pintan de color durante el fin de semana. Pero si existe una palabra que define al barrio esa es “Elegancia”. La avenida Alvear y su aristocrático hotel, junto a boutiques de ropa, joyerías y cafés le aportan un glamour singular. El Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro Cultural y el Buenos Aires Design ofrecen las nuevas tendencias artísticas y culturales. Recoleta es un barrio donde viajar en el tiempo es posible, y donde el visitante siempre tiene la última palabra y tres posibilidades: pasado, presente y futuro.

#Retiro

En lo alto, un reloj. La Torre de los ingleses, como si fuese el Big Ben, nos indica que estamos en Retiro. Ingresando a ella, un variado mundo de documentos históricos y fotos nos adentran en la historia del monumento, y por supuesto de la ciudad. Llega un tren a la terminal. De él, desciende una multitud de trabajadores que corren todos los días en distintas pero iguales direcciones. No hay tiempo que perder. El tiempo no para, y en las ciudades tiene precio. No es ajena Buenos Aires. Sólo cuando el reloj marca las 5 el día comienza lentamente su fin. Empiezan las pausas. Un té en algún lujoso hotel o una cerveza artesanal en los bares irlandeses del barrio nos hablan de otro Retiro. Un barrio a quien el tiempo se encarga de ir desnudando, dejándolo solo y vacío a medida que pasan las horas de un reloj.

#La Boca

La Boca es El Diego y La Bombonera. Es el azul y amarillo que pinta las viejas casas de chapa de los conventillos. Es el puerto, el olor a Riachuelo y las viejas barcazas que cruzan a la Isla Maciel. La Boca son sus colores. Las veredas altas de tiempos en que la sudestada lo inundaba todo. Son los cuadros del genial Quinquela Martin. Es la pizza de muzza y las cantinas, porque La Boca también es Italia y sus inmigrantes. Es un grito de gol cada domingo de fútbol o un simple pero famoso Caminito que espera ansioso para dar otra Vuelta de Rocha, por donde doblan el 29 y el 64.

y hay más....muchos lugares más para comenzar a darle la bienvenida a la Primavera.