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¿Se puede vivir de la escritura? ¿Qué dicen los que saben?

Escritores-trabajadores: ¿De qué viven realmente?

En una de las últimas ferias del libro, Guillermo Saccomanno incomodó con su discurso inaugural: “A algunos no les va a gustar” dijo

El autor de “Cámara Gesell” y de “El oficinista” fue invitado a abrir el evento.

Dedicó párrafos contundentes a funcionarios, editores, empresarios papeleros, a la organización de la Feria y a los escritores que no cobran por su trabajo.

No fue el primero, antes hubo otros.

Hace un tiempo, en un programa de moda, se armó un debate espectacular sobre las profesiones y ahí salió a la luz las miserias que viven aquellos que quieren vivir del mundo de las letras.

Ante otra edición de la Feria del Libro en Buenos Aires, seguro este debate volverá a darse nuevamente.

De esto se hablaba en el programa antes mencionado.

En Animales Sueltos que conduce Alejandro Fantino junto a otros panelistas se armó un debate más que interesante acerca de los medios de comunicación y como la profesión del periodistas se ha vulnerado en casi todos sus principios.

Desde condiciones de trabajo lamentables hasta una sobreexplotación por la paga recibida (antes se pagaba a los periodistas por escribir diarios, hoy se les sigue pagando por lo mismo pero sus contenidos se usan para todo tipo de formatos, y todo por el mismo precio, sin embargo a la hora de vender publicidad cada formato factura lo suyo) y por un Estatuto del año 1976 que reglamenta una actividad que cambió por completo a la de aquellos años.

El debate, que estuvo muy bueno, mostro a las claras lo dificil que es cambiar el status quo en determinadas profesiones y que lejos estamos de hacer una reforma que cambia las condiciones actuales de producción en post de algo mejor para todos.

¿Y Qué pasa con los escritores y su mundo?

Hoy, todo el mundo quiere ser escritor...¿pero sabes cuales son los trabajos que en realidad los mantienen?

A lo largo del tiempo, muchos escritores han escondido detrás oficios o trabajos temporales que les han permitido hacer lo que más les gustaba: escribir.

No son pocos los autores que comparten el oficio de escribir con empleos de lo más vulnerables, hablando de economía digamos.

Algunos escritores le dedicaron la misma pasión a estos oficios que al arte de escribir, pero otros solo usaron estos oficios para ganar tiempo (literalmente hablando) para poder comer sin dejar de dedicarse al motivo por el que creyeron vinieron al mundo

El autor de los Siete Locos, Roberto Arlt había escrito toda su obra pero seguía obsesionado con una idea que lo obsesionaba desde pequeño: inventar medias de mujer reforzadas con caucho que no se corrieran ni rompieran.

A los 40 años y a pocos meses de la muerte de su padre, Borges inauguró su vida como asalariado en la Biblioteca Miguel Cané, del barrio de Boedo. Dicen los que se acuerdan de su entrada a la misma que en cuestión de días clasificó más ejemplares que los empleados de la misma en meses.

Julio Cortázar fue docente, igual que Alfonsina Storni. Horacio Quiroga hizo de todo hasta dedicarse y fundirse varias veces en la industria yerbatera misionera. Dijo el ya fallecido Ray Bradbury: “Lo que funda toda escritura es el amor, es hacer lo que amamos y amar lo que hacemos. Y olvidarse del dinero”.

Escribir puede ser una necesidad pero las cuentas a pagar también lo son.

“No se puede vivir del amor” dijo acertadamente Andrés Calamaro en uno de sus hits inolvidables en el Albúm El Salmón, y la frase es aplicable a cualquier artista que quiere vivir de su arte y sabe que a veces no es tan facil.

¿Se puede vivir de la escritura?