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Fuimos a disfrutar Canciones a upa

Una propuesta divertida y entretenida para el público más exigente: los más pequeños.

Un domingo fresco partimos con mi hija hacia el Taller del Angel para disfrutar de Canciones a upa. Fuimos de las primeras en llegar pero no tardó mucho tiempo para que la antesala se llene de niños y niñas de 8 meses a 3 años, acompañados por sus papás, tíos o abuelos.

Esperamos que llegue una amiga con su hijito y antes de las 15.30 horas ingresamos a la sala perfectamente acondicionada para nenes tan pequeños. La platea está dispuesta en gradas anchas sobre las que se ubican colchonetas y almohadones coloridos, las paredes tienen decoraciones que se pueden tocar sin problemas y hay un sector destinado exclusivamente a la ubicación de los cochecitos.

Es que la disposición del lugar está planteada de manera tal que los niños puedan levantarse, caminar, gatear, bailar y actuar sin condicionamientos. Se trata de invitar a los pequeños a participar de una primera experiencia con el teatro y la música con total libertad de expresión sin que ello implique estar sentados en una butaca sin poder moverse.

La obra comenzó y lo sorprendente fue ver cómo los chicos se acomodaron para disfrutar del show con mucha naturalidad. Algunos comenzaron a bailar haciendo palmas, otros fueron directo al pie del escenario y otros prefirieron estar a upa de sus papis. Ese fue el caso de mi hija, un tanto tímida y un tanto expectante.

Durante 35 minutos los chicos recorrieron diferentes etapas de sus propias vidas a través de las canciones interpretadas por dos actrices que juegan a ser niñas: el momento fatal de dejar el chupete, la mamadera, los pañales, la llegada de un hermanito/a y la hora de aprender a prestar y compartir los juguetes con los amigos. Tremendos desafíos todos. Claro que los padres nos identificamos plenamente con esas situaciones y, desde ya, también disfrutamos con la música cada uno de esos procesos que suelen generarnos gran ansiedad.

Terminó la obra. Aplausos. Pensamos en quedarnos a ver a las 16.30 horas Circo a upa, pero una de las organizadoras nos aconsejó que volvamos otro día porque son dos propuestas diferentes y conviene que los chicos disfruten cada show de manera independiente. Le hicimos caso y, para cerrar la tarde del frío domingo de otoño, nos fuimos con nuestros amigos a comprar facturas en una panadería espectacular de Mario Bravo y Av. Córdoba...