#Curiosidades...¿Sabías que Gardel era pescador? ¿O casi....?
Luego, Gardel fue reincorporado, y en su ficha figuran pagas todas las mensualidades hasta 1935, donde se cita: "Dado de baja por fallecim
Siempre Buenos Aires tiene una nueva historia para contarnos, aunque pasen los años y estas historias tengan décadas atrás, siempre sale una nueva a la luz.
El Club de Pescadores se alza imponente al final de un muelle de cien metros que se interna en el río. El edificio es Monumento Histórico Nacional, y fue construido en 1937, para ser luego completamente remodelado, emulando la fachada de un antiguo castillo Belga.
Pasado el edificio se descubre otro muelle, esta vez de 512 metros. El mismo fue construido no sólo para la pesca, sino como acompañamiento de los salones del edificio, con fines sociales, ya que en el mismo se puede disfrutar de la brisa y el sol, alejados del ruido y el clima de la ciudad.
Dentro de los socios más asiduos del club se encontraba José Razzano, compañero de canto de Carlos Gardel. Era fanático tanto de la pesca como de las reuniones sociales que se daban en el club, y sin mucho esfuerzo logró convencer al tanguero de que obtuviese su propia membresía.
Gardel se hizo socio del Club de Pescadores en dos ocasiones, ya que su primera membresía, gestada en enero de 1930 fue dada de baja en 1932 por morosidad. Resultó que debido a sus viajes por Europa Gardel dejó de pagar las cuotas.
Luego, Gardel fue reincorporado, y en su ficha figuran pagas todas las mensualidades hasta 1935, donde se cita: "Dado de baja por fallecimiento".
Muchas anécdotas se cuentan de él; que fue visto paseando con ésta o aquella dama por el muelle en asoleadas tardes de verano, que a veces se le encontraba entre las colecciones de cañas pensativo o que era un apasionado jugador de cartas.
Es un hecho que pagó la cuenta inicial de membresía al contado -cosa poco común para la época, ya que el club era muy exclusivo y los precios eran altísimos- y que cuando se impulsó la colaboración para reformas también aportó una suma importante.
Esta faceta oculta de Carlos Gardel encierra sin embargo un gran misterio: De aquellos años que él pasó visitando el club y compartiendo sus tardes allí con otros miembros, nadie recuerda jamás haberle visto empuñar una caña.
Y menos con un pescado en la mano