Dos muestras para visitar: Música en Argentina, 200 años y Mercedes Sosa, un pueblo en mi voz.
Resulta interesante toparse con la propia historia como espectador, hacer de cuenta que uno la “mira desde afuera”. La Casa Nacional del Bicentenario nos invita a recorrer la historia de la música argentina y de la gran Mercedes Sosa, que son, nada más y nada menos, que nuestra propia historia.
En los dos primeros pisos del edificio ubicado en Riobamba 985, se encuentra la muestra “Música en Argentina, 200 años”, que fue inaugurada el mes pasado. Para seguir una línea temporal, conviene comenzar por el segundo piso. Allí, el recorrido se inicia en el período colonial hasta el siglo XIX, donde se sitúa “el gen” de la cultura musical argentina. Los cuadros y las muestras de los primeros instrumentos nos transportan a un tiempo muy lejano. (Vale la pena tomarse varios minutos para leer cada una de las referencias).
En el segundo piso, la música del siglo XX nos conecta, primero, con los inicios del tango y el folklore. En aquellos tiempos, la radio asumió un rol sumamente importante para la divulgación de estos dos géneros. Luego, le llega el turno al rock nacional que arriba de la mano de múltiples expresiones vanguardistas.
Las fotografías expuestas son grandiosas, tiernas. Ahí están ellos, nuestros ídolos, con sus pieles jóvenes, miradas inquietas, bocas rebeldes y pelos largos: Fito, el Flaco Spinetta, León, Luca, Federico Moura, Celeste Carballo, Pedro Aznar, Charly, tantos. En este espacio es inevitable sentir nostalgia de lo vivido y de lo no vivido también…
Una de las atracciones del lugar es “la nube de música”, un dispositivo instalado para que los visitantes puedan escuchar diferentes géneros a través de auriculares y visualizar cuatro plasmas que les indican qué es lo que está sonando.
En el tercer y cuarto piso (desde diciembre de 2011) se ubica la muestra “Mercedes Sosa, un pueblo en mi voz. Allí, la vida de esta enorme artista nos penetra desde cada rincón a través de innumerables fotos donde se la ve sonreír, cantar, hablar con sus hijos, pensar, bailar, revolear un pañuelo bien alto, tocar el piano, escribir. En esos dos pisos Mercedes “vive toda su vida otra vez” con un montón de otros artistas.
Cabe destacar que como ejes de esta muestra, se tomaron cinco conciertos que fueron determinantes en la carrera de La Negra: el Olympia de París, en 1979; el Ópera de Buenos Aires en 1982 (cuando vuelve del exilio); el Lincoln Center de Nueva York, en 1992; el Santa Catalina de Jujuy, en 2001 y el Coliseo de Roma, en 2002.
Una perlita: sobre un bombo en exhibición, se apoya la fotocopia de una hoja escrita por Mercedes, de puño y letra, donde indica claramente los párrafos que le tocan cantar a Fito y a Liliana Herrero en la “La zamba del cielo”. Imposible no cantarla bajito, suave, con cierta timidez…