Barrancas de Belgrano
Tres plazas que dividen el barrio en 'el bajo' y 'el alto'. Fueron diseñadas a fines del siglo XIX por el arquitecto Carlos Thays.
La cantidad de verde que reúne el lugar contrasta con las torres de departamentos –que ampliaron su presencia en el barrio durante los últimos años- y las avenidas asfaltadas que las circundan.
Sin embargo, una vez dentro del predio, comienza a emerger otro escenario, un mundo de vegetación, de caminitos de piedra, de esculturas y de un aire dulce y claro, que permite aislarse de la vida de la gran ciudad.
Un árbol enorme echa su sombra sobre unas cuantas mesas de piedra colocadas a su alrededor. Debajo de sus ramas, algunos juegan ajedrez, otros toman mate. En general, se desconoce que se trata de un ombú, un gigantesco arbusto autóctono.
Además, una de las características centrales de Barrancas es la pérgola Antonio Malvagni, bautizada así en honor al músico italiano que creó la Banda Municipal de Buenos Aires.
Los fines de semana, durante la tarde, numerosas parejas se dan cita en la pérgola para bailar y escuchar tango. Se conectan los parlantes y siempre hay alguien dispuesto a enseñar algunos pasos a los más novatos.
Los sábados por la mañana también se puede ver un amplio grupo de personas practicando tai chi chuan, acompañados y dirigidos por un maestro Chino que fue campeón del mundo y que hace cuatro años que imparte sus enseñanzas en Argentina.
Asimismo, durante el verano, el predio se convierte en sede de recitales y todo tipo de espectáculos al aire libre. Algunos aprovechan el solcito y se tienden sobre el pasto a recibir sus rayos. Generalmente se pueden ver varios grupos de jóvenes tomando mate, o en los días más calurosos, alguna rica cerveza.
Y durante las noches se puede pasear bajo la luz amarillenta de los típicos faroles, que dan a todo el lugar un aire mágico.