El viento en un violín en La Plaza
Una obra tan ajena como propia. Bien Tolcachir.
Mundos deseados, realidades negadas y no tanto. Nada más que eso y todo eso a la vez. Tal es el mundo que plantea "El viento en un violín", obra del –a esta altura ya- gran Claudio Tolcachir.
En tono de una comedia, que nunca deja de resultar un tanto incómoda y desesperante para el espectador, los protagonistas cruzan sus historias personales y las fronteras de clase y, por ende geográficas, en búsqueda de una felicidad que parece siempre esquiva.
La ausencia de un norte definido es la clave para entender el derrotero de un hijo que “no puede arrancar”, de su madre sobreprotectora. De dos mujeres que se aman y anhelan un hijo desafiando prejuicios y enfermedades, incluso utilizando métodos maquiavélicos. Otra madre, humilde, también protege a su hija enferma con los recursos que tiene y puede, con dificultades, obtener con su trabajo diario de mucama. Y también, perdido, luce el psicoanalista, la supuesta “voz del saber”, incapaz de clarificar la vida de los demás y la suya propia.
Se sabe. El universo Tolcachir nos enfrenta a los límites de los vínculos y relaciones personales, dejando en el espectador la sensación de incomodidad porque aquello que ocurre en el escenario no es tan ajeno a su universo personal.
"La imagen del viento soplando dentro de un violín me llena de ilusión. La esperanza de que en algún rincón secreto exista una vida diferente y feliz para todos los que parecemos no estar preparados para esta", escribió el autor y director.
La obra que ya giró por varios festivales internacionales, se presenta en la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660) con la Producción de Timbre 4 y las brillantes actuaciones de Tamara Kiper (Celeste), Inda Lavalle (Lena), Miriam Odorico (Mercedes), Lautaro Perotti (Darío), Mimi Rodriguez (Dora) y Gonzalo Ruíz (Santiago). Imperdible.