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¿Qué se puede hacer en Buenos Aires sin plata?

Buenos Aires es hermosa por donde se la mire, aún para sentarse en un banco de la ciudad y mirarla pasar....

La Ciudad de Buenos Aires destila belleza por todos sus barrios. Ni hablar de sus lugares más turisticos o tradicionales, donde miles de personas transitan todos los días sus calles para disfrutar de sus bondades.

# Recorrer Librerías

Las principales librerías de Buenos Aires se encuentran en la calle Florida y las avenidas Corrientes y Santa Fe, y desde hace unos años también abrieron sucursales en distintos barrios porteños: Palermo, Caballito y Belgrano.

Algunas editoriales se han dedicado a temáticas específicos, como Corregidor, de la calle Rodríguez Peña, y sus libros del Buenos Aires de ayer, o San Pablo, de neto tinte católico, o empresas editoras de publicaciones técnicas, en inglés, de entretenimientos, médicas (en la zona de la Facultad de Medicina), deportivas, etc. Cerca de Tribunales, por ejemplo, las librerías se especializan en temas jurídicos.

También existen librerías de viejo o anticuarias, donde pueden encontrarse obras de gran valor histórico, especialmente de autores y ediciones europeas, ya que en el Viejo Continente son inhallables o cuestan verdaderas fortunas y a la Argentina llegaron con los inmigrantes de otra época.

Es cierto que las librerías también incorporaron espacios de lectura, con mesas, sillas y sillones que, muchas veces, incluyen la posibilidad de tomar un café. Los sectores para niños también crecieron y se adaptaron a los requerimientos de los más pequeños con sillitas y almohadones que invitan a la lectura.

Las principales librerías de este tipo atienden en el Centro, como Alberto Casares, Fernández Blanco y Prado. También pueden encontrarse en Avenida de Mayo, el nuevo circuito de San Telmo y, para los más buscadores, los saldos de las ferias en Parque Centenario, Parque Rivadavia y Plaza Italia.

Entre las librerías más visitadas se destacan Librería Santa Fe, Cúspide, Paidós, El Ateneo, Yenny, Huemul, Prometeo, Distal y otras.

# Ir al Teatro

La oferta de teatros es muy amplia en Buenos Aires. Corrientes fue, es y será “la avenida que nunca duerme”. Entre bares y librerías, la cultura no descansa por las noches y una de las salidas más tradicionales es disfrutar de una obra de teatro o espectáculo musical, para luego terminar la noche con una rica cena en un restaurant de la zona…

Pasan los años y Corrientes no pierde esa magia. Sobre sus veredas se ubican muchos teatros importantes, con ofertas de las más variadas. A la altura del 1600 se levanta el Complejo Enrique Santos Discépolo, perteneciente al Teatro Presidente Alvear, y el Teatro Astral. Este último suele presentar espectáculos musicales nacionales y el típico rubro argentino, el teatro de revista, en donde vedettes y comediantes despliegan su encanto en aproximadamente dos horas. También a este género se dedica últimamente El Nacional, a metros de la avenida 9 de Julio. En la cuadra que sigue, se encuentra el Gran Rex, obra del arquitecto Alberto Prebisch, a quien también le debemos el obelisco.

En la vereda de enfrente, se encuentra el Teatro Opera. Grandes artistas desplegaron allí su talento: Edith Piaf, Ava Gardner y el Lido de París, entre tantos otros. Completan la avenida teatral el Centro Cultural General San Martín, complejo inaugurado en 1960 al 1500 de Corrientes, con cinco salas que suelen presentar teatro de autor, el Complejo La Plaza, con tres salas dedicadas a comediantes nacionales y puestas dramáticas y el Centro Cultural de la Cooperación.

Si el teatro El Liceo es el más antiguo de la ciudad aún en pie, construido en Rivadavia y Paraná en 1876, el más imponente e importante resulta, sin dudas, el teatro Colón. Sede de las más majestuosas galas, el actual edificio abrió sus puertas en 1908 con un diseño neorrenacentista italiano, ornamentado por bellas formas afrancesadas y basamentos áticos-griegos. El Salón Dorado se impone junto a la sala principal, recordando al Salón de los Espejos de Versailles.

En Buenos Aires hay muchos teatros barriales que brindan maravillosos espectáculos. Está Timbre 4 en Boedo, un lugar que presenta varias obras renombradas que atraen al público de manera significativa. Generalmente ofrecen espectáculos comprometidos, intensos e inteligentes. También se puede visitar el Centro Cultural Konex y El Teatro del Abasto en el barrio de Carlitos Gardel. En Recoleta está el Teatro El Duende de Agustín Alezzo, el Centro Cultural Recoleta y el Teatro La Comedia.

# Buscar algo que recordas de chico

Los objetos, conservados de antaño, suelen guardar en sus funciones y diseño, en su arte y confección, historias de la vida del pasado. Para conocer la ciudad y recorrer sus calles, para acercarse un poquito a aquellos que la habitaron, un buen plan es conocer las ferias de antigüedades que ofrece Buenos Aires.

Cualquier día de la semana puede transformarse en un buen momento para acercarse hasta Conde y Dorrego, en el límite entre los barrios de Palermo y Colegiales, donde se encuentra el Mercado de las Pulgas. Allí se ofrecen reliquias de verdadero valor.

Se trata de uno de los mercados de antigüedades más importantes de la ciudad, donde es posible encontrar muebles de todas las épocas, relojes, cuadros, arañas, artículos de porcelana, televisores, juguetes, máquinas de escribir, alhajas y objetos que sorprenden por su extravagancia y originalidad.

En San Telmo, los domingos, la protagonista de la velada es la Feria de Antigüedades, que despliega sus doscientos setenta puestos en la Plaza Dorrego, Humberto Primo y Defensa.

Con el objetivo de impulsar la recuperación del barrio, la Municipalidad dispuso que los vendedores se asentaran en la zona en 1970 y fue tan fuerte la identificación, que los comercios aledaños de a poco fueron transformándose en prestigiosos anticuarios.

Con la norma específica que determina que la mercadería debe ser anterior a los años sesenta, conviven en la feria rarezas que formaron parte de la vida cotidiana de los habitantes del pasado, como discos, revistas, los característicos sifones argentinos, muñecas de porcelana, carteles fileteados, prendas y joyas.

Los objetos traídos del exterior por los inmigrantes también forman parte de la oferta. Mantones, abanicos, pinturas, cajas musicales, adornos, billetes, monedas y cristalería son algunos de los recuerdos que pueden adquirirse entre el sinfín de artículos.

# Sigue el frío...¿algo de cuero?

El Cuero está considerado como un producto típicamente argentino. De hecho, las artesanías realizadas en este material son unas de las manufacturas más comercializadas en nuestro país.

Facones, cuchillos criollos, mates rústicos, estribos, rebenques en cuero trenzado, son algunas de las piezas que pueden encontrarse recorriendo las calles porteñas. También, prendas de vestir gauchescas como sombreros, chalecos y botas.

Por otro lado, la industria del calzado también se ve beneficiada a nivel estético y funcional por este noble elemento. Por eso, existen en la ciudad numerosas fábricas de zapatos que, junto a las de carteras y camperas de cuero, se ofrecen a precios y calidades inigualables.

Por ejemplo, en el barrio porteño de Villa Crespo, hace más de 20 años nació la "zona del cuero", ubicada en la calle Murillo, declarada de interés turístico hace varios años. Se trata de tres cuadras, que van desde el 500 al 700 de la numeración de esa calle, en las que se sitúan más de 40 locales que ofertan sólo prendas de marroquinería.

Fundamentalmente, allí se venden camperas de cuero que abarcan una amplia gama de colores, diseños y calidades.

Asimismo, la calle Florida -entre la Avenida Córdoba y la Plaza San Martín- y la Avenida Alvear, en el coqueto barrio de Recoleta, también acogen numerosos negocios dedicados a la venta de artículos de cuero.

# Terminar el día comiendo una porción de muzza

La pizza es argentina por adopción, una costumbre culinaria traída por los inmigrantes italianos a principios de siglo XX que se convirtió en una clásica comida en las reuniones informales con amigos y familiares.

Existen numerosos locales muy pintorescos y antiguos para conocer y degustar una amplia variedad de sabores de pizza: muzzarella, tomate y albahaca, jamón y morrones, queso y cebolla y muchas más.

Incluso, en algunos de estos lugares, quienes están un poco apurados pueden comer parados alguna porción al paso que proveen desde la barra y continuar rápidamente con sus tareas habituales.

Entre las pizzerías que no deben dejar de visitarse se encuentra Angelín, sobre la avenida Córdoba al 5270, fue fundada en 1938. Su especialidad es la pizza “canchera” que consiste en una base de tomates y ajo, sin queso. Además, en sus mesas de hierro y madera, ofrece la ya clásica pizza de cancha, un ejemplar extragrande de dieciséis porciones.

Otra de las más antiguas y tradicionales pizzerías de la calle Corrientes al 1300 es Güerrín, cimentada por inmigrantes italianos en 1932. Quienes pasaban por allí solían disfrutar de una porción recién sacada del horno a leña, siempre con la mano y a pie. El mostrador continúa intacto, como el ofrecimiento del compañero innato de la pizza nacional, el moscato.

Por su parte, Banchero se autoproclama como el creador de la fugazza con queso”. En pleno barrio de La Boca, en Suárez 396, se ofrece, sobre las típicas mesas de fórmica y con la simpatía de aquellos mozos de antaño, la más tradicional de las pizzas.

Pirulo, en Defensa al 821, en la década del cincuenta solía colocar los resultados de los partidos de fútbol en una pizarra para atraer clientela, mientras que Los Inmortales, con su local principal en Corrientes al 1369, es un emblema de la ciudad.