El Museo del Mate en Tigre
La pasión de tantos argentinos, una costumbre que existió antes que Argentina. Reliquias, rarezas y un recorrido por la historia del mate.
Llegamos a Tigre para disfrutar de un día de sol y calor, rodeados del imponente delta. En una casa blanca y amable nos espera el Museo del mate, a muy pocos metros de la Estación Fluvial y la de Tigre TBA. Allí se abren las puertas del único espacio del mundo dedicado íntegramentre a esta infusión rioplatense por excelencia.
Una vez en la entrada del museo un guía especializado comienza con el recorrido del lugar y, claro está, nos habla sobre la historia de la bebida. Así, nos dice que se trata de una costumbre de los nativos de la zona del litoral que luego adoptaron los criollos y que, con el tiempo, se extendería a toda la Argentina.
El museo guarda piezas que reflejan el paso del tiempo y el cambio de costumbres, modas y circunstancias. Primero están los objetos más rústicos de la colección. También mates de metal, propiedad de los criollos que lo bebían en la colonia y que importaban de Europa por la ausencia de industrias en estas tierras. Se destacan allí los mates alemanes, de plata, con gran decoración o los simples y prácticos.
En el siglo XIX, con los salones y la vida social, los sectores adinerados contaban con mates que son prácticamente una obra de arte de la orfebrería: estilizados, con pies muy elaborados y decoraciones, con los que los anfitriones se lucían y agasajaban a sus invitados. Claro que, como el mate también forma parte de la vida política y fue siempre un obsequio de campaña, no resulta extraño apreciar mates de calabaza y de porcelana con los retratos de Rosas, Perón, Artigas y otras figuras fundamentales de la historia.
Al final del recorrido, el museo ofrece un video en el que se explica cómo es el proceso de cutivo y elaboración de la yerba mate y un espacio donde se pueden adquirir recuerdos y mates de distintas formas. Sobre el cierre del paseo los visitantes llegan al mate-bar, con mesas al sol y a la sombra, donde uno puede sentarse a cebar unos “verdes” mientras disfruta de la calma de Tigre.