Lagos y Rosedal
Un "refugio" al aire libre, un encuentro con la naturaleza en medio de la ciudad.
El Parque Tres de Febrero regala bocanadas de aire puro a numerosas familias, parejas, grupos de amigos y deportistas que disfrutan allí del paisaje y del contacto pleno con la naturaleza.
Este espacio, de cuatrocientas hectáreas y creado en 1875, ofrece la posibilidad de relajarse mirando los rayos del sol que se reflejan en el agua de los lagos. Un poco más alejado, en donde la tierra se cubre de un césped que invita a acostarse, muchos suelen jugar al fútbol en los típicos “picaditos” de Buenos Aires.
Sobre la Avenida Infanta Isabel, los más pequeños insisten en adentrarse en la aventura de navegar por el lago en los famosos botecitos a pedales y llegar hasta la pequeña isla o jugar con los patos que descansan en las costas.
Mientras tanto, los que prefieren pisar seguro cuentan con la posibilidad de saborear, al pie de hermosos puentes y glorietas, un choripán o una hamburguesa, con opción de un helado durante los días agobiantes, en los carritos que rodean el lago.
Para deleitar la visión, en el Parque se encuentra también El Rosedal, un jardín de elegante bosquejo en donde, durante su inauguración en 1914, se plantaron quince mil rosales importados entre los canteros y senderos que dibujan la imagen.
Desde su corazón puede llegarse a orillas del lago mediante la pérgola que lo rodea. El Jardín Andaluz, antiguo espacio del Pabellón de los Lagos, tiene una hermosa glorieta y una fuente en un patio bajo nivel, en el cual pueden leerse, en los bancos, episodios de la historia de El Quijote.
Durante los fines de semana, las novias y quinceañeras desfilan por el Rosedal para sacarse las fotos con las que inmortalizarán los momentos más importantes de sus vidas. De hecho, los miles de visitantes suelen posar en los típicos retratos familiares que recuerdan un maravilloso día de paseo por Palermo.