Las cúpulas de Buenos Aires
Imponentes huellas de otros tiempos que conservan su belleza.
No son muchos los que lo practican, pero vale la pena hacerlo: caminar por Buenos Aires mirando hacia arriba, buscando cosas nuevas de una ciudad que parece que ha dado todo. En lo alto, esta urbe esconde algunos tesoros: las cúpulas de los edificios.
Símbolos de una argentina progresista, que obligaba a mirar hacia arriba, que crecía al compás del campo, las cúpulas adornaron el cielo porteño y, ahora, aunque muchas están escondidas o flanqueadas por enormes y cúbicos edificios, siguen enhiestas esperando su única función clara: que las observen los transeúntes.
Si bien hay cúpulas desparramadas por todo Buenos Aires, la gran mayoría se concentra en las avenidas Callao, Corrientes y De Mayo. Si bien las del Cabildo y de algunas iglesias, son muy antiguas, la gran mayoría data del cambio de siglo XIX a XX.
Originalmente, se construyeron en las esquinas para respetar un estilo elegante, pero luego comenzaron a levantarse a mitad de cuadra también. La erección de una cúpula hacía aumentar el precio del edificio o del alquiler de sus departamentos.
En las cúpulas se nota la mezcla de estilos típica de la Argentina de inmigrantes y muy rara en otros países. El art noveau tiene contacto con estilos italianos, franceses y españoles. Así se encuentran, mirando al cielo, variedades renacentistas, neovictorianas, neomedievales, neorrománticas, academicistas francesas, y con formas tan variadas como acebolladas, en punta de aguja o con forma de piña. Muchas de las cúpulas fueron protegidas por planchas de bronce, cobre o pararrayos.
Las más representativas quizá sean la de la confitería del Molino, en Rivadavia y Callao, que lamentablemente está en mal estado, aunque luce un diseño peculiar con sus vitrales de colores y una vivienda interior a la que se accede por escalera caracol.
La del ex edificio del diario La Prensa, en avenida de Mayo al 500, es una de las más altas, pues alcanza los 55 metros de altura. Una estatua de una mujer, que pesa más de tres toneladas, funciona como coronamiento. El edificio es de estilo neoborbónico.
La cúpula del Congreso de la Nación, cubierta en bronce y con remate en forma de aguja, es una de las más pesadas, por lo que obligó a trabajos de sostén interno, de avanzada para la época.
Y ni qué decir de las bellas obras construidas por empresas de servicios, como las cúpulas de las estaciones de Retiro de ex Ferrocarril Belgrano (1912) y del ex Ferrocarril Mitre (1915). En suma, un nuevo Buenos Aires visto de arriba.