¿Los Autos Locos de Red Bull volverán a Buenos Aires?
No hay nada más lindo que volver a ser chico, y con Los Autos Locos, Red Bull nos hace viajar a la niñez.
Ya tuvimos dos ediciones, y todos están esperando la famosa tercera.
Buenos Aires se transformó en escenario de una extravagante carrera de autos sin motor.
Se trató de una extravagante competencia de autos sin motor que combinó creatividad y destreza en la icónica bajada de Carlos Pellegrini y Avenida del Libertador.
En un día soleado y primaveral, Buenos Aires se convirtió en el epicentro de una emocionante y extravagante competencia. Con música vibrante, animación enérgica y sorpresas en cada esquina, este evento se destacó como uno de los más esperados del año para los fanáticos del automovilismo.
“Team Reskatate” se posicionó en lo más alto del podio, siendo que un grupo de bomberos voluntarios de Luján eligieron una ambulancia retro como “bólido”. Completaron el podio “Corner Team”, realizado por mecánicos cordobeses y “Capitanes”.
La verdadera estrella de la jornada fueron los intrépidos participantes, desafiados a construir vehículos de carrera desde cero, sin motor. La misión era descender por una empinada pista repleta de obstáculos, curvas vertiginosas y saltos espectaculares.
Así las cosas, la creatividad y la destreza se fusionaron en cada uno de los autos locos que competían por la gloria.
La conducción del cónclave estuvo a cargo de dos figuras reconocidas por su carisma.
Por un lado, el inconfundible Migue Granados, un humorista, músico, actor y productor que supo hacer reír a carcajadas a todos los presentes.
Por otro lado, la talentosa actriz Mica Vázquez, quien aportó su energía y su talento al espectáculo, creando un tándem perfecto para mantener al público entretenido durante toda la jornada.
El jurado encargado de seleccionar a los equipos ganadores estaba compuesto por un trío de personalidades que conocían bien el espíritu del evento.
Los influencers Santi Maratea e Ima Rodríguez, junto con la skater profesional Aldana Bertran, tenían la difícil tarea de elegir a los autos más extravagantes y sorprendentes de la competencia.
Cada vehículo era una obra maestra de la inventiva, y la decisión final no fue fácil.
Un espectáculo que se está volviendo tan porteño como lo es hoy el obelisco.