Basílica del Pilar
Se ubica en Junín 1898 y fue inaugurada en 1732.
Sobre el horizonte solía verse, en la Buenos Aires colonial, la parte superior de la hermosa Basílica del Pilar con claridad. Sucede que, por aquellos tiempos, no había modernos edificios que ocultaran su figura, y el sonido de sus campanas se esparcía recordando la hora de la oración.
Segundo templo en antigüedad en la ciudad de Buenos Aires, la iglesia albergó, a comienzos del siglo XVIII, a los frailes recoletos descalzos, una orden de monjes españoles que pertenecía a los franciscanos del Rey de España.
La Basílica fue inaugurada en el año 1732 y bautizada con el nombre de la patrona de la ciudad europea de Zaragoza, su estilo colonial fue ideado por el arquitecto Giovanni Andrea Bianchi.
A pesar de que el tiempo dejó huellas en su estructura, entre 1930 y 1945 el arquitecto André Millé trabajó para devolverle su aspecto original. De porte sencillo y austero, en su fachada se destacan el amplio pórtico, los azulejos Pas-de-Calais que adornan la cúpula de la torre y, sobre el lado derecho, el reloj esférico ubicado en la espadaña, que permite ver el balanceo de las campanas desde 1866.
El concepto se mantiene dentro de la Basílica, a pesar de haber incorporado el estilo barroco en el altar mayor y en las seis capillas laterales, una de las cuales ampara en su interior la imagen tallada en madera de San Pedro Alcántara, de Alonso Cano.
También se puede apreciar, de la misma época, el Cristo Crucificado, un frontal de plata y elementos de culto de los monjes recoletos: retablos, imágenes y otros elementos son exhibidos en el pequeño museo que se levantó junto a la Basílica.
Rodeada de frondosas arboledas, el encantador templo, declarado Monumento Histórico Nacional, ofrece una de sus vistas privilegiadas desde la elegantísima Avenida Quintana.