Boca Juniors y La Bombonera
El equipo y la cancha de fútbol que ama "el más grande de todos los tiempos": Diego Armando Maradona.
Si bien en sus comienzos los partidos del club de fútbol Boca Juniors se jugaban en terrenos baldíos del barrio, la popularidad creciente del equipo hizo surgiera la imperiosa necesidad de contar con un lugar propio.
Luego de varios intentos y mudanzas, el actual estadio de Boca, del equipo más popular de la Argentina, se inauguró el 25 de mayo de 1940. El club estaba bajo la presidencia de Eduardo Sánchez Terrero y, para celebrar la apertura de la cancha, se realizó un partido amistoso contra San Lorenzo, en el cual el conjunto local ganó por 2 a 0.
De todas formas, quien había impulsado el proyecto de la creación del club ubicado en la ya mítica calle Brandsen, a la altura del cruce del Valle Iberlucea, fue el Sr. Camilo Cichero, presidente de Boca entre los años 1937 y 1938.
Oficialmente, el estadio se llama Alberto J. Armando, en honor a quien fue la máxima autoridad del club entre 1959 y 1980.
En cuanto a su arquitectura, la edificación del predio tiene forma rectangular y elevada y las bandejas en las tribunas están superpuestas para tener mayor capacidad. Esta forma de construcción determinó que popularmente se denomine al estadio como La Bombonera.
En 1996, se llevó a cabo la remodelación de la cancha y se demolieron los palcos que fueron suplantados por otros de estructura metálica. Asimismo, sobre la calle Iberlucea se inauguraron dos murales del reconocido artista plástico Pérez Celis.
Sin dudas, el estadio forma parte constitutiva de la identidad del barrio. Y como prueba de la gran simbiosis que existe entre el barrio y el club, basta con señalar el nombre que el equipo de fútbol ha adoptado popularmente: los xeneizes. El mismo hace alusión a los inmigrantes genoveses que habitaban La Boca a principios del siglo XX.
Actualmente, el estadio cuenta con una capacidad para 55.000 espectadores y cada partido de fútbol se inicia con el baile de las porristas de Boca: Las Boquitas. Luego, durante cada encuentro, el partido es acompañado por el aliento incesante de la gente que, como lo afirmaron tantos jugadores que alguna vez pisaron la cancha de Boca, hace temblar el mismo césped.