Café Tortoni
En plena Avenida de Mayo se encuentra uno de los sitios tradicionales más antiguos de la Ciudad de Buenos Aires.
La historia cuenta que en 1858, un inmigrante francés llamado Touan, fundó el Tortoni en honor a un café homónimo ubicado en la ciudad de Paris, centro de reunión de la cultura parisina del siglo XIX.
De techos altos, lámparas majestuosas cuadros imponentes y paredes cubiertas de madera, el Tortoni cobija generaciones y generaciones de argentinos y extranjeros que ingresan para conocer y hacer un poco de historia.
Es que este Café parece tener espacio para todo. Casi diariamente se realizan actividades culturales y espectáculos sobre un escenario bien dispuesto y en la bodega del subsuelo. Asimismo, cuenta con un ejército de hombres de blanco y negro, profesionales con experiencia y jóvenes entusiastas, siempre dispuestos a servir con la mejor atención el movimiento de gente que no cesa.
Por otra parte, apenas uno ingresa al café da cuenta que el Tortoni rinde culto a enormes figuras del arte y la cultura nacional. Sobre sus pisos caminaron “los inolvidables”: Carlos Gardel, Jorge Luis Borges, Benito Quinquela Martín, Alfonsina Storni, Juan de Dios Filiberto, Raúl González Tuñón y muchos más.
Extranjeros y locales admiten que visitar o vivir en Buenos Aires implica irremediablemente una cita obligatoria: ir al Tortoni. Porque más allá de su historia y su valor patrimonial y nostálgico, hay un elemento que hace del Tortoni un lugar mágico, porteño y tradicional: sigue siendo un excelente lugar para tomar un buen café.