Año nuevo, viejas tradiciones
Recibimos el 2011 con un montón de rituales que nos enlazan con tiempos de antaño.
Aunque resulte casi increíble, ya estamos despidiendo el 2010. Ahora bien, más allá de las creencias religiosas y la relevancia de estas fiestas en cada familia, pocas veces nos detenemos a pensar acerca del origen de las tradiciones y nos limitamos a eternizarlas como destino inmodificable. Y si vamos a repetirlas una y otra vez, al menos veamos cómo surgieron algunas de las actividades que emprendemos en estas fechas.
Clásicos festivos
¿Por qué el arbolito es el adorno navideño por excelencia? Su uso se originó en los pueblos germanos en el siglo XVI y fue Winifrido, apóstol de Alemania, quien lo instaló para diferenciarse de los ritos paganos. Y, como en aquellos lares diciembre es el mes que recibe al invierno, las luces se colocaban para destacar la claridad del árbol en contraposición al tenue y liviano sol de la estación más fría del año.
El uso de las velas, otro ícono de estas fiestas, se remonta a las Saturnales de la Antigua Roma, la fiesta popular más importante y encendida, vinculada a la llegada triunfante de los generales romanos de sus campañas militares exitosas. En las Saturnales todo cambiaba y se iniciaba un juego social diferente: los esclavos actuaban como señores, lo prohibido era permitido y estallaba el derroche y el lujo. Las velas se encendían para alejar a los malos espíritus, las tormentas y las tempestades.
Como es sabido, las velas y los adornos que se colocan en las puertas y chimeneas van acompañados de hojitas de muérdago que, presentes ya en la mitología nórdica, se empleaban como símbolo de buen augurio. Inclusive las tarjetas navideñas –enviadas por primera vez en la Inglaterra de 1846– retoman estos motivos en sus portadas, donde también aparece el infaltable Papá Noel, cuya imagen surgió como creación del norteamericano Thomas Nast, un caricaturista del siglo XIX quien lo representó e inmortalizó como un hombre gordo, bonachón, de mejillas rosadas, barba y cabello blanco.
Y quién sabe, tal vez sea en honor a Papá Noel la razón por la cual en estas noches engordamos de manera considerable. Y si vamos a perder la línea en tan poco tiempo al menos conozcamos el origen del pan dulce. El panettone nació en Italia, más precisamente en la ciudad de Milán, en la segunda mitad del siglo XV. Cuenta la historia que el gran duque Ludovico Sforza probó el pan en una boda junto a su protegido Leonardo Da Vinci. El padre de la novia, Toni, era dueño de una panadería y, entre otros sabrosos manjares, presentó esta masa esponjosa con pasas de uva. A partir de allí, el “pan de Toni” –luego se llamaría panettone por contracción– se expandió por el resto de Europa y, tiempo después, la emigración italiana trasladó la costumbre a numerosos rincones de América. Por supuesto, poco a poco, cada país le agregó al pan su propio toque cultural con la incorporación de frutas secas, chocolate, nueces y almendras.
Estas son algunas de las viejas tradiciones que nos acompañan durante Navidad y Año Nuevo. Cada familia, claro, agregará en su mesa las propias y más allá de las variaciones que puedan surgir con el tiempo, lo que siempre se mantendrá intacto es la esperanza de que el año siguiente será mejor.
A la espera del 2011
Hace más de 4 mil años, los babilonios festejaban el año nuevo en el mes de marzo, durante 11 días consecutivos de primavera. Pero fue el emperador Julio César quien cambió la fecha al primero de enero, día que fue reconfirmado en 1582 por el papa Gregorio XIII.
No es ninguna novedad decir que la noche que nos conduce al año siguiente está repleta de supersticiones que, por supuesto, están destinadas a garantizarnos buena suerte. Los rituales se transmiten de generación a generación y si bien para muchos las cábalas son una tontería, no faltará quien...
-Encienda velas de colores según el deseo a cumplir. Las azules traen paz; las amarillas, abundancia; las rojas, pasión; las verdes, salud; las blancas, claridad.
-Use ropa interior amarilla y al revés. Una vez pasada la medianoche del 31 hay que cambiar la ropa al derecho, ya que esto asegura momentos de plena felicidad durante el año venidero.
-Estrene al menos una prenda.
-Reciba el año con dinero en los zapatos para garantizar prosperidad económica.
-Coloque un anillo de oro dentro de la copa con la que hará el brindis para asegurar el ingreso de dinero.
-Saque las maletas para viajar mucho durante todo el año.
Anticabaleros abstenerse. Por las dudas, nosotros vamos sacando unas valijas para intentar garantizarnos y garantizarles lindos viajes desde SoyBuenosAires.com
Feliz 2011 para todos.