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Te proponemos algunos lugares para ver el partido contra Croacia

El jueves Argentina se la juega frente a Croacia, el rival más difícil de la serie

A ganar o morir, dirán los que saben.

Islandia, fue más de lo que pensamos podría ser.

Croacia es el rival más duro del grupo que nos tocó.

Y Nigeria, aunque no es la Nigeria que supimos conocer y padecer, nos va a hacer partido

¿Por qué?

Porque los nigerianos quieren mostrarse, dejar a Argentina fuera del Mundial y por sobre todas las cosas, ganarle a Messi, lo cuál los ubica en la mejor vidriera del mundo para ser transferidos a otros clubes de Europa.

Por eso, el jueves más que nunca hay que ganarle a Croacia o sino todo se nos volverá en contra....

Aquí va la lista de lugares para disfrutar el partido:

# En alguna cantina de la Boca
La Boca es El Diego y La Bombonera. Es el azul y amarillo que pinta las viejas casas de chapa de los conventillos. Es el puerto, el olor a Riachuelo y las viejas barcazas que cruzan a la Isla Maciel. La Boca son sus colores. Las veredas altas de tiempos en que la sudestada lo inundaba todo. Son los cuadros del genial Quinquela Martin. Es la pizza de muzza y las cantinas, porque La Boca también es Italia y sus inmigrantes. Es un grito de gol cada domingo de fútbol o un simple pero famoso Caminito que espera ansioso para dar otra Vuelta de Rocha, por donde doblan el 29 y el 64.

# Por Palermo, en algún barcito
Palermo es un respiro. De sus bosques y lagos se puede disfrutar el aire libre sin olvidarnos que estamos en la gran ciudad. El Jardín Botánico junto al bello Rosedal y al Jardín Japonés muestran como el porteño se hermanó con la naturaleza. Multifacético, Palermo es diversión. Para los más grandes el Hipódromo, con sus burros que invitan a soñar cuando hay carreras. Y es el campo argentino, con La Rural una vez al año. Para los jóvenes, es placita Serrano con sus diseños, noche y gastronomía. Multifacético, para los chicos, es la fascinación y el extrañamiento que generan El Planetario y el Zoológico. Y es también perderse, a cualquier edad, a bordo de un mateo que sin rumbo fijo nos va mostrando los distintos verdes de una bella ciudad. Porque a pesar de todo, palermo sigue siendo un respiro.

#Quedate en el Centro
Buenos Aires tiene corazón y de noche late distinto. La famosa Calle Corrientes, de corridas diurnas, oficinistas y ritmo desenfrenado de gran ciudad se convierte, al bajar el sol, en refugio de solitarios, intelectuales, cinéfilos, estudiantes y espectadores de todo lo que haya para ver. El Centro es mágico. Sus teatros albergan a las estrellas, las librerías detienen el tiempo sólo para que uno pueda curiosear mejor ese libro que siempre tuvo ganas de leer pero al que nunca se le animó. El Obelisco es el ícono porteño por tradición. Al igual que los bares y sus mozos. Ese aroma a cortado y a tostado mixto de cada mañana. Los cafés son verdaderos templos, religiones para toda la vida en las que Discépolo juró haber aprendido “filosofía, dados, timba, y la poesía cruel de no pensar más en mí”.

#La Melancolía de San Telmo
San Telmo es un largo tango de amor, de eso no quedan dudas. Es la magia de los adoquines, sus cafés y la bohemia. Es el Parque Lezama o su viejo mercado. O la fiebre amarilla que lo cambió todo. Es la calle Defensa, con sus anticuarios y sus artistas callejeros. Es la inolvidable Tita Merello jugando a las escondidas con Mafalda y sus amigos en la esquina de Defensa y Chile. Y por supuesto, es la Feria del barrio, la de los domingos en la Plaza Dorrego. La del olvido y la melancolía. La del viaje al pasado que dice presente quién sabe por cuánto tiempo.

y hay más....

Lo importante es ganar