El Teatro Colón
Reconocido y admirado mundialmente...
A finales del siglo XIX, Argentina quería tener su propio odeón dedicado a la mejor ópera del mundo. Por años funcionó un teatro de estas características frente a la Plaza de Mayo, donde actualmente se encuentra la sede central del Banco de la Nación.
Claro que, con la intención de ofrecer un edificio más grande, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires aceptó la propuesta de la obra del arquitecto italiano Francisco Tamburini para que se inaugurase un nuevo teatro con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América.
Sin embargo, la obra tardó quince años más en terminarse, lapso en el que falleció Tamburini y el segundo arquitecto que la tomó a cargo, Víctor Meano, autor del proyecto del Congreso de la Nación.
Finalmente, en 1907, ya bajo las órdenes del arquitecto Julio Dormal se concluyó el monumental edificio que está en la manzana de Libertad, Tucumán, Cerrito y Viamonte.
El acceso principal del Teatro Colón se encuentra por la calle Libertad y el edificio cuenta con capacidad para 2.500 espectadores. El hall central es de claras líneas grecorromanas y está iluminado naturalmente por grandes vitreaux de la famosa casa Gaudin de París. La escalera principal se construyó con mármol de Carrara, Verona y Portugal.
Entre los principales salones se encuentra el Museo de Historia del Teatro Colón, la Biblioteca, el Museo de Instrumentos, el Salón de los Bustos y el Salón Dorado. Los conciertos magnos se dan en la Sala Principal, que luce los maravillosos frescos cupulares de Raúl Soldi.
El foso para los músicos permite albergar hasta 120 instrumentistas y cuenta con cinco ascensores para colocarlo a nivel si lo exige la obra. La imponente araña pesa más de dos toneladas y tiene unas 700 lámparas para iluminar. Por su parte, el escenario giratorio data de 1931 y tiene 35 metros de ancho por 34 de profundidad.